Cuando una violación se premiaba con el matrimonio
Marruecos acaba con una ley aberrante
Que un violador pueda casarse con su víctima y escape así a la prisión puede parecer aberrante. Que una ley lo proteja y especifique que se refiere a los casos en que la víctima es menor de edad, lo es todavía más.
Pues bien: esta ley ha existido durante 50 años en Marruecos y ha estado vigente hasta esta misma semana. Todos los grupos políticos sin excepción se pusieron de acuerdo y votaron por unanimidad en el Parlamento el final de esta ley del Código Penal "vergonzosa" y "escandalosa", tal como fue descrita por las distintas diputadas que tomaron la palabra.
¿Cuántas niñas han sido víctimas de esta ley?, ¿cuántas han debido desposarse con el hombre que las había violentado?. Nunca lo sabremos, pero sí sabemos cuál fue la causa de que esta ley haya salido a la luz y se haya suprimido.
En la primavera de 2012 una noticia dio la vuelta a Marruecos y luego al mundo entero. Una niña de 16 años se había suicidado tragándose una botella de matarratas en una aldea rural del norte de Marruecos. La niña se llamaba Amina Filali y había sido violada un año antes, obligada a casarse con su violador y maltratada casi a diario desde el día mismo de su boda.
Una ley que databa del año 1962 castigaba el rapto y violación de una menor, pero acto seguido añadía que el autor no podría ser perseguido si desposaba a su víctima. Apoyándose en esta ley, y tras una operación de persuasión de un juez de familia, los padres de Amina Filali entregaron a su hija al mismo verdugo que la había ultrajado. No solo eso: cuando la niña trató de regresar a la casa paterna alegando que era constantemente golpeada por él, los padres la convencieron para que volviese para salvaguardar el honor de la familia. Sintiéndose desamparada, Amina no vio otra salida que el suicidio.
Hay que conocer la mentalidad del Marruecos más tradicional, la que todavía impera en el campo, para encontrar una explicación: allí, una mujer violada y soltera es una desgracia mayor que una mujer casada y maltratada. El honor de la familia, que descansa en una membrana llamada himen -como suelen recordar las feministas árabes-, queda irremediablemente manchado tras una violación, y solo hay una forma de "lavarlo", y es mediante el matrimonio. Tan extendida ha estado esta visión de las cosas que fue plasmada en una ley.
Frente a los que creen que las leyes deben traducir los usos de una sociedad están los que creen que deben ser su vanguardia para propiciar cambios y progresos. Esta semana, la clase política marroquí se ha apuntado a esta segunda opinión y ha puesto fin a una de las leyes más crueles de la historia de su país.
Quedan ahora otros combates en esta guerra por la igualdad: por ejemplo, para acabar con los matrimonios de niñas menores, o para poner fin a todos los casos de violencia machista. La votación de esta semana ha sido solo un primer paso.
Escrito por
Periodista español especializado en temas árabes. Ha residido en Egipto y en Perú. Ahora escribe desde Marruecos.